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Gentrificación liquida a oaxaqueños en rentas de sus viviendas, autoridades lo llaman progreso

Por Rodrigo Islas Brito.

Un número aún indeterminado de oaxaqueños y oaxaqueñas, se encuentran hoy en un acelerado proceso de desplazamiento de los lugares que habitan gracias a la agresiva y cada vez más inmersiva gentrificación que la Ciudad de Oaxaca está experimentando desde hace unos años, en la que grupos y grupos de extranjeros poseedores de una moneda con un valor adquisitivo muy superior vienen a establecerse a la ciudad momentánea o definitivamente.

Ante esta crisis de certeza de vivienda que sus gobernados experimentan, autoridades estatales y municipales se han mostrado hasta ahora absolutamente indiferentes, solo capaces de celebrar y presumir como un logro el que recientemente la ciudad de Oaxaca haya ganado entre 25 ciudades de todo el mundo, por segundo año consecutivo, el título de ciudad favorita para visitar, por parte de la revista especializada en turismo Travel + Leisure.

“Yo le diría a todo este turismo internacional que ven a Oaxaca como la cosa más curiosa que van a poder encontrar, que ya no vengan. Les diría que se concienticen, que se den cuenta que sus visitas por temporada nos están desplazando a los que aquí vivimos, quienes no tenemos para seguir pagando el incremento de las rentas, por lo que nos están lanzando para recibir a más turistas”, declara Javier García.

De oficio músico y hacedor de joyería, García comenta que se pensaba un poco a salvo de la gentrificación que prácticamente hoy tiene a buena parte del Centro Histórico de la ciudad y colonias y barrios aledaños como Xochimilco y Jalatlaco (nombrado incluso barrio mágico) fuera de los alcances monetarios de la población local.

“Llevo casi cinco años viviendo en una de las calles más escondidas y anodinas de la colonia Reforma, donde nunca pasa nada, justo a la vuelta de una vieja funeraria. Pensé que, por no vivir en el centro de la ciudad, la gentrificación tardaría más en alcanzarme, pero no. El casero me dio como regalo de navidad la noticia de que la renta se va al doble, de cuatro mil a ocho mil pesos. Me ha perdido que desaloje para finales de enero”, narra el entrevistado.

Explica que el propósito real de su casero es darle una remozada mínima a los tres departamentos que él mismo mandó a construir hace catorce años, pegados a la casa que habita y que heredó de su padre, y convertirlo todo en una especie de complejo airbnb. Paso, que, según estudios y conteos, ya ha sido dado por más de tres mil propiedades en la ciudad. A Javier la noticia le ha caído como un balde de agua fría, más cuando al dedicarse a buscar un nuevo espacio, se ha encontrado con rentas que no bajan de los ocho mil pesos.

Vale destacar que el de García no es para nada un caso aislado, el mismo entrevistado cita el caso de por lo menos otros quince conocidos que están en la misma situación. Ya sea que les han pedido sus viviendas pues los incrementos se han ido hasta las nubes. O que están esperando que se las pidan, pues sus caseros ya han mandado a hacer divisiones de paredes en sus propiedades (la tablaroca vive hoy en Oaxaca algo muy parecido a un auge) o han mandado a construir una elegante terraza donde los extranjeros pagadores en euros o dólares puedan pasar un rato de solaz esparcimiento que los locales no tendrán nunca el dinero para solventar.

Los lugares mencionados ya no son solamente en el Centro de la ciudad, sino en calles, colonias en las que hasta hace unos meses podía pagar la gente con sueldos pequeños, austeros o dedicados abiertamente al freelanceo sin la asistencia económica de un empleo fijo. Ya sea la antes representativa calle donde vive mucha gente dedicada al arte, conocida como La Panorámica, donde ahora abundan los airbnbs y los hoteles boutique con suntuosas y frondosas piscinas llenas en momentos en los que las y los vecinos de lugar tiene cada vez menos agua.

O colonias que hasta hace poco casi nada tenían que ver con el Centro que no eran consideradas precisamente como residenciales, como la colonia Alemán, la Volcanes, la Reforma, la Arenal, la América sur e incluso las algo lejanas Rosario y San Martin Mexicapan. A lo que Javier García reflexiona que para ser la gentrificación un asunto gradual, en Oaxaca se está yendo rapidísimo, sin que ninguna autoridad hasta ahora se pronuncie al respecto o mínimo se dé por enterada de que el problema existe.

Ninguna a excepción del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Publica de la 65 Legislatura de Oaxaca, quien publicó hace unos meses un estudio sobre la inexistente regulación de airbbns en el estado, donde dan cuenta que los municipios gentrificados de Oaxaca se han enfocado en la atracción del turismo con fines económicos y del mercado, sin considerar sus graves efectos, colocando los intereses económicos sobre los valores sociales.

Donde edificaciones que fueron hogares o talleres, hoy son restaurantes, cafés, tiendas o servicios de alojamiento. El estudio publicado por la 65 Legislatura, que no parece haber tenido ningún tipo de efecto en algún tipo de propuesta, pronunciamientos o iniciativa legislativa sobre el tema, advierte mínimo que sobre el tema de la gentrificación “no se han tomado las medidas suficientes para reducirla o para evitar su propagación a otras zonas de la ciudad”.

Sobre el tema, el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, ha dicho una y otra vez que el turismo cada vez más abundante es hoy para Oaxaca un sinónimo de progreso irreversible. Sobre la palabra gentrificación el propio gobernador al ser cuestionado se ha declarado incluso incapaz de pronunciar el término, situación que contrasta con la dureza con la que sus gobernados hoy sienten la dureza y orfandad de dicha palabra……. Continuará.

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