Rusia lanza nuevos misiles a Ucrania
Ucrania aseguró este jueves que Rusia, al lanzar durante la madrugada un ataque contra la ciudad de Dnipró, utilizó por primera vez en lo que va de guerra un misil intercontinental RS-26, bautizado como Rubezh (Hito), posibilidad que puso en duda el Pentágono estadunidense que sostiene que se trató de un misil balístico, extremos ambos que los portavoces rusos del Kremlin y la Cancillería no quisieron confirmar ni desmentir.
La fuerza aérea de Ucrania, mediante un comunicado, informó que Rusia atacó la ciudad de Dnipró, donde en los tiempos de la Unión Soviética se fabricaban los misiles de su arsenal, con un cohete intercontinental RS-26, un balístico Kinzhal y seis misiles de crucero X-101.
Aparentemente, se pudo derribar todos los X-101 y los otros dos “no causaron grandes daños”, en tanto el alcalde de Dnipró, Boris Filatov, afirmó que, como resultado del ataque nocturno, dos personas resultaron heridas, una empresa no identificada sufrió la “destrucción parcial de uno de sus edificios” y se desataron dos incendios.
Con este balance, para los expertos, es obvio que el RS-26 no llevaba ninguna de la seis ojivas nucleares que puede portar e incluso podría llevar una cabeza de prueba sin explosivos o con una carga menor, siendo su tamaño –12 metros de largo y unas 50 toneladas de peso– suficientes para causar al caer los daños que reportó Filatov.
Al ser el Rubezh un cohete de rango intermedio, no más de seis mil kilómetros de autonomía, diseñado para alcanzar blancos en la parte occidental de Europa, no tendría mucho sentido militar usar uno tan cerca como está Ucrania, tener que dispararlo a 998 kilómetros de distancia desde Astracán, entre el río Volga y el mar Caspio y, además, habiendo otras opciones menos costosas que también pueden llevar ojivas nucleares, los misiles Iskander y Kinzhal.
Por este motivo, los especialistas del Pentágono, citados de forma anónima (para variar, aunque se está haciendo costumbre) en numerosos medios de comunicación, se inclinan a pensar que Rusia utilizó no un RS-26, sino uno balístico.
Sin embargo, ni el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, ni la portavoz de la cancillería, María Zajarova, quisieron aclarar este jueves si se trató de un misil intercontinental.
El primero, simplemente, dijo que no tenía ningún comentario que hacer. Y la segunda, incluso exageró un poco al interrumpir su briefing semanal por una llamada a su celular de un desconocido –es de suponer que alguien de mayor rango que ella– para que todos los reporteros escucharan, como si fuera por un descuido, la tajante orden: “No confirmes nada”, como se pudo ver y escuchar en una video que dio la vuelta en las redes sociales rusas.
Resumiendo las conclusiones de analistas militares, se podría decir que las dudas en este caso benefician tanto a Ucrania como a Rusia:
Que el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, insista en que, por las características de vuelo de uno de los misiles que cayó sobre Dnipró, es un RS-26 podría deberse a un intento de presionar a sus socios en la Organización del Tratado del Atlántico Norte para que no desistan de seguir proporcionándole armas, toda vez que ese misil intercontinental se concibió no para atacar a un vecino de Rusia, sino precisamente contra la alianza noratlántica en Europa.
Y para Rusia que existan dudas sobre qué tipo de misil se usó en Dnipró no minimiza la oportunidad de mandar una señal política de que está lista para usar esa modalidad intercontinental, con resultados muy diferentes si se colocan las seis ojivas nucleares que puede portar cada uno de esos cohetes.